Uno de los jugadores más emblemáticos de la última década del Cádiz C.F está a punto de colgar las botas. Desde estas líneas, quiero, en primer lugar, brindarle todo mi apoyo y consideración, en segundo lugar, recordar lo que fue y pensar en lo que podría haber sido si las lesiones le hubiesen respetado más, y por último y principalmente, intentar darle ánimos (a pesar de que reconozco la dificultad de la situación) para seguir luchando.
No es fácil levantarse tras una dura caída aunque la mayoría de los jugadores que se dedican a este deporte lo hagan, pero lo que realmente no es fácil es tener que levantarse una y otra vez sin ver la luz al final del túnel. Uno de los jugadores santo y seña de los últimos años en el Cádiz se ha visto excesivamente castigado por las lesiones. Primero con una en el pubis que le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante una larga temporada y después con diversos problemas físicos y una en los ligamentos de su tobillo que sigue a día de hoy dándole guerra.
El jugador se siente cansado y sin ganas de pelear, y no es para menos, pues sus recaídas son constantes, y eso, para un futbolista que pretende jugar al máximo nivel se convierte en una auténtica pesadilla.
Nadie que sienta estos colores podrá olvidar sus comienzos de la mano de Jose González por aquel final a nueve años de calvario por la segunda B. Ese argentino de pelo corto que creció junto al Cádiz como lo hacía su cabello y que forzó el penalti decisivo en Las Palmas para poner fin de una vez a una penosa etapa de nueve años en el infierno. Recuerdo el golazo al Elche en Carranza, cuando fue capaz de recorrer medio campo para plantarse en el área y batir al portero. Recuerdo una preciosa chilena al Lleida el año del ascenso a Primera, del que fue uno de los artífices, cuando terminó perteneciendo al famoso once de Chapín, una alineación que pasó a formar parte de la historia y que hasta los niños sabían repetir de memoria. En Primera, luces y sombras, aunque en mis retinas siempre quedará otro fantástico gol a la media vuelta en la primera jornada de liga que supuso hacerle el empate al Real Madrid de los galácticos o la imagen de su hermano saltando de alegría en su pub gaditano cuando hizo el gol de la victoria ante el Zaragoza, un importantísimo gol para el objetivo fallido de la permanencia en Primera División aquella temporada.
Pavoni marchó de Cádiz en Diciembre de 2007 para probar suerte en tierras griegas, y a los pocos meses volvió e intentó forzar su regreso estando a prueba en un equipo de la Liga Adelante, algo que no terminó de cuajar. En las últimas semanas había mantenido contactos con varios equipos punteros de esta categoría, sin embargo, la suerte ha vuelto a darle la espalda, su tobillo vuelve a resentirse y los expertos le aconsejan una nueva operación.
Desde estas líneas, decirte Matías, que tu caso es sin duda uno de los más crudos que se puedan vivir en este deporte, pero, sin embargo, me gustaría analizar para ti varios casos parecidos que podrían hacerte pensar. El primero, el de Rubén de la Red, un futbolista llamado a ser un grande de nuestro país y que no tiene en su mano la posibilidad de volver al fútbol. A día de hoy espera un diagnóstico favorable de los médicos para darle vía libre a la práctica de este deporte, algo que tiene muy pocas probabilidades de suceder. Rubén no está en posición de elegir, tú si. Por otra parte, el caso de Vicente Rodríguez, el futbolista del Valencia. Otro gran jugador que ha pasado la mayor parte de su carrera entre algodones y que supo ser paciente y esperar su momento. Tras muchas temporadas en el olvido está rindiendo a un buen nivel, su fe y su amor por el fútbol le han permitido volver. Además, recordarte que no eres del todo mayor para esto, tienes 29 años, y estoy seguro, sabiendo que estas en las mejores manos, que a los 30 podrías estar de nuevo surtiendo de balones a los delanteros y mostrando tu movilidad en la media punta como siempre has sabido hacer. Piensa que todo este calvario podría ser recompensado con tres o cuatros años más en un buen equipo. Es sólo cuestión de creer que se puede superar, que puedes superarlo.
¡Ánimo Matías!
Miguel Ángel Utrillas Ramírez
No es vida
Hace 4 años
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