Realmente me fastidia escribir este artículo ahora porque resulta oportunista hablar de la selección justo en el momento de su derrota tras una larga racha de victorias. Lo que en un principio iba a ser un análisis del partido España-EEUU se ha convertido, sin remedio, en una crítica a la selección nacional.
Sí, es noticia que la selección española haya perdido. En primer lugar, porque es la actual campeona de la Eurocopa, en segundo lugar, porque la selección española ha cortado su racha triunfal de quince victorias consecutivas en competición oficial (habiendo superado de forma histórica el pasado partido a Brasil) y por último, porque la selección que nos ha derrotado se llama Estados Unidos, un equipo que no se encuentra entre las diez mejores selecciones del mundo (aunque en el ranking FIFA su puesto es el décimocuarto) y además, porque nunca nos habían derrotado.
La selección, los medios de comunicación y los aficionados (incluido yo) vendimos la piel del oso antes de cazarlo, todos dimos por supuesto que el equipo tenía que ganar "de calle" a una selección que había pasado el corte con tan solo tres puntos, en el último partido y tras una increíble carambola. Desde luego en el fútbol todo puede pasar.
Subestimamos al rival pensando que nuestra velocidad de juego era suficiente para contrarrestar a cualquier equipo olvidando que el rival también juega, regalando por completo la primera mitad del encuentro. Jugadores como Cesc Fábregas y Xavi, no estuvieron a su nivel, tal vez confiados de su superioridad que no se tomaron la molestia de bajar a recibir balones para elaborar el juego, ni mucho menos, comprometerse en la parcela defensiva de su equipo.
No vamos a restar mérito al impecable planteamiento del equipo norteamericano, que acumuló muchos hombres en el centro, impidiendo la circulación con fluidez en el centro del campo y presionando agresivamente al rival, llegando a la portería española una y otra vez hasta conseguir el gol, fruto de un marcaje horrible de Capdevila y de la pasividad de los dos mediocentros mencionados anteriormente, que pasivos, permitieron la superioridad numérica del equipo norteamericano en el primer gol, propiciando un uno contra uno, que en esas circunstancias, nunca debería haber ocurrido.
En la segunda parte, los americanos estuvieron casi perfectos por el centro, donde no dejaron opciones a los disparos frontales. También se mostraron intratables en el juego aéreo.
La otra mala noticia de este equipo, no es la derrota, sino la sensación de que en la selección española solo hay un once, y jugadores intocables, jueguen bien o jueguen mal. España no supo remontar el partido aún mejorando en la segunda parte, no tuvo un "plan B".La insistencia por las bandas hizo el juego de España más profundo pero no se utilizó a los numerosos especialistas en estas posiciones, relegados en el banquillo, ni a las referencias goleadoras en el juego aéreo, facilitando aún más el planteamiento del equipo norteamericano.
Si los jugadores perdieron en la primera parte, esta vez, Del Bosque perdió la segunda al no confiar en su banquillo, lleno de alternativas. Ha dejado claro, indirectamente hacia sus jugadores, que si no lo usa ahora, no lo usará nunca. No encuentro una explicación,salvo el miedo, que justifique el hecho de convocar extremos y delanteros rematadores de cabeza si luego, cuando son necesarios, no los utiliza.
El lado bueno de este tropiezo es que al fin entenderemos que no hay ningún equipo invencible, ni siquiera nosotros, que tenemos mucho que aprender, y que de verdad necesitamos un "plan B" por si esto volviera a ocurrir. Además hay motivos para el optimismo: Estadísticamente todo equipo que gana la Copa Confederaciones luego no gana el mundial. Hemos perdido esta copa. En la próxima toca ganar.
Isaac Payán
No es vida
Hace 3 años
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