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lunes, 3 de agosto de 2009

Defectos ocultos

Bien es sabido que en los últimos años se ha tratado por parte de los medios o aficionados de entrar a valorar el nivel de la Liga española con respecto a las del resto de Europa. Esta serie de opiniones han sido generalmente argumentadas por el número de grandes estrellas en la liga, el estilo de juego, el número de equipos que optan al título en la mayoría de las jornadas de la competición o por la relación rendimiento-precio que se establece en los fichajes realizados. En consecuencia, se ha llegado a la evidente conclusión de que en una hipotética clasificación, teniendo en cuenta esta serie de condicionantes, nuestra liga y la Liga inglesa o Premier League se situarían a la cabeza.

Sin embargo, si nos parasemos a pensar en otra serie de factores o condicionantes de menor importancia en el mundo del fútbol, la situación de nuestro país en dicha clasificación, sin lugar a dudas, empeoraría de manera considerable.

En primer lugar, es conveniente tener en cuenta el formato de la Copa de España o popularmente llamada Copa del Rey que se viene poniendo en práctica en los últimos años, lo que me hace llamarla más bien "Copa de los equipos que disputan competiciones europeas", pues estos entran a escena practicamente en los octavos de final, sin necesidad de 'despeinarse' por el camino, lo que supone para algunos plantarse de forma ridícula en toda una gran final, con la única premisa de haber superado tres o cuatro eliminatorias. Este trato de favor, añadido al ya enorme premio de jugar la Champions League o la Copa de la UEFA, está argumentado por la Real Federación Española de Fútbol con la dificultad que entraña enfrentarse a tres competiciones durante toda una temporada, y no considera el desprecio que se le hace a los equipos modestos de Segunda, Segunda División B y Tercera, que son desfavorecidos y 'maltratados' y que sólo pueden aspirar a superar a rivales de su altura y esperar que les toque 'el gordo' de un grande en el sorteo para poder llenar el estadio y hacer caja. No les dejan aspirar a nada más. ¿Habría conseguido el F.C Barcelona alzarse con el triplete de haberse tenido que medir a equipos modestos que le habrian complicado la vida sabiendo la ilusión que esto les habría supuesto? ¿Habría sido el Polideportivo Ejido el único superviviente de la criba de la pasada temporada? ¿Llegaría por fin algún año a la final un equipo de Segunda División tal y como ha sucedido en otros paises y que curiosamente, en España a lo largo de la historia sólo ha pasado en una ocasión? Juzguen por ustedes mismos.

Por otra parte, me gustaría destacar la comparación entre este país y otros con respecto al periodo medio de tiempo consecutivo que pasa un mismo entrenador en un banquillo. Las comparaciones son odiosas. Basta con fijarnos en nuestro más ferviente competidor en la hipotética clasificación para obtener unos resultados que nos demuestran que en España no existe una confianza total y absoluta hacia un técnico que esté lo suficientemente cualificado para llevar las riendas de un equipo. Los resultados mandan, y a la hora de cortar cabezas cuando las cosas van mal, el entrenador es el primero en pasar por la guillotina.¿Porqué allí no? Sin ir muy lejos, el Manchester United está a las órdenes del veterano Alex Ferguson desde hace la friolera cifra de 23 años. Todo un ejemplo. Pero claro, direis que el Manchester ha cosechado muchos títulos en estas últimas dos décadas y que no es un ejemplo del todo aceptable para hacer esta comparación.Pero ¿Y Rafa Benítez o Arsene Wenger? Ambos, con cinco y trece temporadas al cargo respectivamente han logrado alzarse como campeones con sus diferentes equipos pero en menos ocasiones que el Manchester United e incluso han pasado varias temporadas en blanco. Sin embargo, sus clubes, tras algún que otro fiasco, han seguido apostando por ellos y han gozado de una confianza vital para poder llevar a cabo su trabajo.¿Qué sucede en España que no se perdona el más mínimo fracaso?¿ Porqué es extraño ver a un entrenador al frente de un equipo más de tres o cuatro temporadas? Lo normal es verlo una o a lo sumo dos, y después, se habla de fin de ciclo, necesidad de renovación, nuevo proyecto...

En definitiva, es importante que los organismos que controlan el fútbol en nuestro país conozcan estos defectos y que, al menos, los clubes importantes tengan en cuenta que a veces el cambio no es la solución y no resulta tan bueno como puede ser dejar las cosas tal y como estan, confiar en una persona que poco a poco, y sin presión, se haga dueño y señor del banquillo de un equipo. Si esto es así nadie dudará que a esta personalidad le importe el crecimiento del club, nadie dudará del amor a esos colores que ha sido forjado por muchos años de confianza y respeto.

Miguel Ángel Utrillas



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