El ascenso está servido. El Cádiz consiguió batir a uno de los mejores equipos, en teoría, de esta detestable y horrorosa Segunda División B. Más de seiscientos cadistas recorrieron casi toda la península para apoyar al submarino amarillo en un partido en el que estaba en juego el salto de categoría.Este, una vez más dio la talla, y, tan sólo casi un año después, devolvió a su inigualable afición a la categoría que como mínimo le corresponde.
Y esque presidente, consejeros y algunos jugadores tenian una deuda por saldar con este equipo, una cuenta pendiente que se antojaba vital de pagar por lo que esta afición ha tenido que sufrir sin mercerlo y, sin lugar a dudas, por la propia supervivencia de un club histórico en el fútbol español.
Toca disfrutar con moderación de haber cumplimentado la exigencia con la que un entrenador elegante e inteligente ha tenido que cargar desde el primer minuto de esta temporada. Una persona modesta y prudente que ha sabido llevar las riendas en todo momento, sin saltarse el guión de lo que se le había encomendado perseguir, y caracterizando al equipo de esa humildad que debe ser un sello de identidad. Un diez para él y, desde estas líneas, como un seguidor más, GRACIAS.
Ahora llega el momento de sentarse y analizar lo bueno sin olvidar lo malo y loserrores pasados, trabajar con ilusión por no perder lo que tanto nos ha costado recuperar y no caer en viejas tentaciones que nunca nos dieron resultado. Renovar a aquellos que dieron la cara y no se escondieron, mantener el bloque en favor de la unión que hay dentro del vestuario y tan buenos resultados ha traido, refrescar en su justa medida la plantilla con hombres que aporten, hombres, que no nombres que vengan con aires de estrellas y se atrevan a poner en evidencia un escudo y unos colores que no merecen vestir.
Hoy hay poco que celebrar, pero estoy seguro que queda mucho por vivir.
Volvemos.
No es vida
Hace 4 años
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